La vida misma nos ha ido enseñando que más que preguntarnos una y otra vez el porqué de lo que está pasando debemos preguntarnos el para qué de lo que acontece, qué podemos sacar de cada situación para nuestra vida y crecimiento personal y faltando 2 semanas para que este 2020 llegue a su fin he querido dedicar mi último post de este año a una reflexión que he venido realizando en medio de análisis del sector, el mercado y la vida misma.
El 2020 fue de esos años que nos sacuden hasta la última fibra de nuestro ser y del mundo, de esos años que nos enseñan que lo esencial realmente si está en frente de nuestros ojos, que aunque no lo veamos las bendiciones están todos los días solo que son situaciones o cosas que sencillamente dábamos por sentadas y como acciones tan sencillas y rutinarias se pueden volver motivo de añoranza, un año lleno de lecciones donde amar a los nuestros significo alejarnos de ellos, valorar la importancia de compartir, de estar juntos pero también de valorar nuestra propia compañía, de entender que necesitamos tiempo para nosotros, que los sueños no deberían aplazarse, que a veces es bueno salirnos de nuestra zona de confort y de la rutina diaria para arriesgarnos a lo que el camino y la vida misma nos va poniendo, que por mucho que planeemos la vida siempre tendrá otros planes distintos, que las mejores cosas en la vida son aquellas donde sonreímos, que la esperanza es lo último que se pierde, que las mascotas hacen más llevadero todo tipo de situación, el poder abrazarnos pero también el valorar, amar y respetar nuestra libertad, esa libertad que antes no vivíamos y la veíamos como rutina pero que entendimos su importancia y su valor, entender que el planeta realmente necesita de nosotros, de nuestro cuidado, como nuestro hogar se convirtió en el centro de todo y la importancia de cuidarnos de adentro hacia afuera en todo sentido en nuestra vida.
Lo mismo pasa con las marcas, negocios o emprendimientos pues a fin de cuentas son creadas por personas para personas, les hemos puesto tanta vida, alma y corazón que son parte inherente de nosotros, por primera vez como humanos todos estuvimos experimentando una misma situación, una misma incertidumbre, un mismo miedo, cada quien en su medida acorde a sus circunstancias pero el motivo era el mismo y era esta pandemia que aun vivimos donde quizás en un inicio nos frenó en seco, de esas paradas forzadas que a veces hay que hacer en el camino pero más allá de pensar en esa parada debemos pensar para qué nos hicieron parar, quizás sin darnos cuenta era algo que necesitábamos para replantear nuestro camino, nuestras metas y entendimos que el para qué de este 2020 fue aprender a observar el mercado, ponernos más en sus zapatos, en más que ventas ser una compañía constante en los hogares, entendimos la importancia de la adaptación, como a veces es necesario parar pero no frenar todo sencillamente parar para observar, analizar y mirar de qué manera podemos responder a los cambios porque el cambio es algo que hace parte de la vida y no podemos ser ajenos a estos, aprendimos que por mucho que planeemos siempre esos planes se pueden cambiar abriendo nuestra mente a nuevas posibilidades e ideas que quizás en medio de la planeación y el control no dejábamos que fluyeran, aprendimos que las circunstancias muchas veces no serán las ideales pero está en nosotros el aprender a actuar cuando estas se presenten, aprendimos que aunque nos daba pereza escuchar una y otra vez ciertos términos realmente son importantes y que la educación y preparación es base fundamental para poder afrontar cambios no solo en el sector sino en la mente del consumidor, aprendimos que los cambios reales siempre los trae un jugador externo del mercado como en este caso la pandemia y como realmente construir un ADN y una identidad nos permite evolucionar, cambiar, adaptarnos sin perder la esencia, algo que siempre escuchábamos pero que quizás muchos aun no le tenían tanta fe, aprendimos a valorar nuestro equipo de trabajo, a entender que la tecnología es esencial pero que la parte humana jamás se debe perder, que a veces la diferencia no está en el producto sino en ciertos aspectos internos de nuestra empresa como por ejemplo el servicio al cliente o la facilidad para comprar por una red social o una página web, aprendimos como nuestras acciones como industria están realmente afectando al mundo en el que vivimos, que más que cantidad es la calidad y el mercado poco a poco ha comenzado a entender esto, pero más importante aún aprendimos que aunque suene a cliché la unión hace la fuerza y el apoyo mutuo es esencial para sobrevivir estos cambios, que a veces necesitamos pedir ayuda y que aunque a veces toque comenzar desde cero no es una derrota, es un renacer para aprender y continuar.
En estos días uno de mis pasatiempos favoritos es observar películas navideñas, de esas que te devuelven la fe y te hacen olvidarte de todo un rato y en una de estas mencionaban que la vida siempre nos está mandando señales en medio de nuestra cotidianidad, mensajes que depende solo de nosotros entenderlos o pasar de largo, mensajes que nos acercan a nuestro camino de vida pero que a veces sencillamente ignoramos y es ahí cuando la vida nos da un sacudón, de esos fuertes para abrir nuestros ojos y mentes y atrevernos a hacer esos cambios que postergábamos una y otra vez, pero también debíamos entender que aunque la vida nos dé señales nunca serán de la manera como esperamos o deseamos y por ese motivo no podemos quedarnos quietos esperando a que lleguen tal cual como queremos, también depende de nosotros el actuar, escuchar y abrirnos a un universo de posibilidades y decisiones.
Quizás por un momento la vida quiere que valoremos aquello que dábamos por sentado siempre como la salud, nuestra familia y amigos, quizás el para qué de todo es aprender a agradecer cada día cada pequeña cosa o situación que nos acontece y aprender a valorar aún más todo y todos aquellos que nos rodean. Mi para qué de este 2020 fue eso, aprender a valorar esas pequeñas cosas y dejar de preocuparme tanto por el futuro abrazando y caminando con mi presente.
¿Cuál es tu para qué de este 2020?
Gracias por acompañarme un año más en esta aventura de Business à la mode, gracias por caminar conmigo y por abrazarme a la distancia, deseo de todo corazón que tengan una navidad, un fin de año y un comienzo de 2021 lleno de cosas maravillosas y volveremos a encontrarnos en este espacio el 21 de enero. Cuídense mucho !
Natalia Mendoza Ballesteros.
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