Hace unas semanas en redes sociales leí una frase que me dejo pensando mucho, no recuerdo exactamente que decía, pero era algo así “si de esta cuarentena no sales con un libro leído o un nuevo emprendimiento o un nuevo estudio no te hace falta tiempo, te hace falta disciplina” y eso llevo a que las redes sociales se convirtieran en un concurso de productividad al máximo de quien hacía más ejercicio, más recetas, más cursos, más tutoriales y quien le sacaba más jugo a este tiempo en casa.
Cuando se es emprendedor aprendemos que es un camino lleno de altos y bajos, momentos de cansancio y un horario sin fin, ya que como siempre he dicho, no existe diferencia entre horas de trabajo y horas libres pues estas siempre irán destinadas a cumplir con ese sueño que poco a poco le estamos dando forma e incluso al mínimo momento de descanso sentimos una culpa enorme por no estar realizando algo productivo o aprovechando el tiempo al máximo o porque nos regalamos 5 minutos demás en las mañanas al despertarnos, sentimos que hasta que no logremos esa gran meta que nos hemos trazado no podemos parar, y créanme que se de ello, y si a eso le sumamos este momento por el cual estamos pasando, la ansiedad social, el aislamiento, el bombardeo constante de las redes sociales y las noticias, nuestros propios pensamientos y esa sensación de incertidumbre el descanso se convierte en algo lejano, sé que han sido momentos difíciles y que es complicado pensar en un futuro en este momento y es por esto que hoy he querido dedicar este post a decirte que se vale descansar, se vale tener días en los cuales queremos enfocarnos en otras cosas, días incluso de estar en cama y ver alguna serie o sencillamente no hacer absolutamente nada.
Con el paso del tiempo en estos casi 3 años de emprender y con estos días en casa he aprendido que el descanso hace parte de ese proceso de emprendimiento y que lo que vemos como parar no se trata de eso, se trata de aprender a descansar para poder nuevamente continuar con el camino que nos hemos trazado y entender que aunque aún no hayamos llegado a nuestra meta y aunque la cuarentena y el coronavirus hayan bloqueado nuestros planes para este año, merecemos descansar, merecemos tener tiempo con nosotros mismos y aplaudirnos nuestro avance hasta el momento, porque después de todo nadie más entiende lo que nos ha costado llegar hasta donde estamos sino nosotros mismos y debemos ser nuestros más grandes admiradores y también nuestros mayores motivadores y quiero dejarles unas cuantas actividades que en estos dos meses de aislamiento he realizado y que verdaderamente me han ayudado a descansar, levantar mi ánimo, cuidarme y abrazarme cada día más fuerte:
Adiós pantallas: muchas veces nos regalamos unos cuantos minutos u horas de descanso pero al final siempre decimos “sentí que no descanse” y es que aun así continuamos haciendo uso de nuestro celular o de nuestro computador, lo cual no ayuda mucho, no se trata de abandonar por completo las redes o las pantallas, se trata de descansar nuestros ojos y nuestra mente, de tomarnos un momento para respirar y observar lo que tenemos a nuestro alrededor, tomate un café, observa a través de tu ventana o balcón, regálate un momento de silencio de las pantallas.
Series o películas: debo confesar que es de mis planes favoritos en el mundo, un momento de desconexión total en el cual mi imaginación vuela a través de cada historia y algo que sorprendentemente descubrí es que son una gran fuente de inspiración al ayudar a dispersar mi mente.
Spa en casa: el corre y corre diario en el que vivimos a veces no nos da tiempo para realizar ciertas actividades que, aunque sencillas realmente ayudan y contribuyen a nuestro ánimo y bienestar como el realizarnos una mascarilla o una exfoliación casera, preparar tratamientos para nuestro cabello o arreglar nuestras uñas sin mirar reloj o tiempo sencillamente consentirnos.
Hablar con mi familia y amigos: ya sea que estén juntos en esta cuarentena o separados hablar con ellos presencial o virtualmente siempre será una fuente de energía inagotable, reírnos, recordar anécdotas, contar sobre nuestros días y sentir que estamos los unos para los otros.
Fotografías: sentarme a observar álbumes viejos, sentir el papel fotográfico, pasar paginas llenas de fotos y acordarme de tantas cosas es realmente placentero y relajante.
No hacer nada: para muchos, como yo, puede ser un poco difícil esta tarea, pero es un regalo que a veces es necesario, por mucho que nos esforcemos hay días donde sinceramente no estamos de ánimo y quiero que sepas que no hacer nada también está bien, abrázate aún más en estos días y deja la culpa a un lado y piensa en que mañana será un nuevo día para ponerte de pie y continuar.
No tienes que salir con mil libros leídos ni siendo un experto en ejercicio ni con nuevos emprendimientos por crear si no lo deseas, lo importante es no sentirnos obligados o en medio de una competencia, cada quien vive su proceso y lleva de la mejor manera posible esta situación, realicemos aquellas actividades que nos nazcan, que nos motiven y que nos distraigan de la rutina diaria permitiéndonos descansar y recuerda siempre que “el arte de descansar es una parte del arte de trabajar”
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